En realidad construimos máquinas de guerra inservibles: torres, muros, cortinas de seda, y si tuviésemos tiempo nos podríamos asombrar mucho de ello; y nos mantenemos suspendidos; no caemos; aleteamos de aquí para allá, aunque seamos aún más repelentes que los murciélagos. Así y todo apenas si alguien puede impedir que un día hermoso digamos: ¡Oh, Dios! ¡Hoy es un hermoso día!, pues ya estamos adaptados a nuestra Tierra y vivimos sobre la base de nuestro asentimiento.
Franz Kafka
No hay comentarios.:
Publicar un comentario